
JAVIER O. ALCALÁ GURROLA: UN ORATE CON EL TAROT FANTASTICO
Por Miguel Ángel Aguilar
Se llama Javier Alcalá Gurrola, su reto es enorme: que el público saque del mazo de los 22 arcanos mayores del tarot de Marsella cualquier carta y entonces el la caracteriza, hace relatos, actuaciones virtuosas, da su versión de que el respetable se vea reflejado en alguno de los arcanos escogidos por si mismos.
Salido de las zonas frugales del ritual zacatecano y sus asimetrías del arte en todos los renglones, Javier deposita en su energía una vía para que se entienda al tarot de Marsella de forma divertida, nada académica, eso sí, teatro de carpa, teatro de escuela, teatro farsa, teatro dramático, el actor es egresado de la Licenciatura de Teatro de la Universidad de Aguascalientes y la hace de todo: presentador, monologuista, técnico, cantor, guionista, narrador, vendedor de palomitas, etc.
El tarot de Marsella ha de ser considerado desde hace cientos de años como un ente fantástico donde 78 cartas ilustradas son el reflejo de la condición humana y sus transformaciones, sus vicios y enseñanzas, sus retratos en todos los ordenes de la vida cotidiana; nadie se confunde, no es mística, no es religión, no es metafísica, es, simplemente, una hechura humana para que quien lo consulte, vea respuestas que van mas allá de la soplonería o lo ramplón para justificar al mundo, es decir, una lectura adecuada -nada académica o complicada-es por demás sencilla, vertiginosa, predictiva y luminaria.
Es ya una ciencia consultar y poseer un tarot: adivinación significa tarot, secreto develado, tarot es autoconocimiento y es desplayarse para hacer preguntas y resguardarse, tomar decisiones. Tal parece que el gurú mundial del Tarot de Marsella es el chileno Alejandro Jodoroswki y a quien se le imputa su renovación mundial y mediante mucha práctica, muchos libros, conferencias, películas, obras teatrales y un sinfín de vínculos que lo ha hecho popular y llegar a los 96 años en su residencia en Francia.
Pero un zacatecano la hace de tos, plantea, se mofa, se ríe, ridiculiza, condena y baila y se pitorrea de todo y de todos, para él, las 10 cartas que sacó el público, fue la saciedad escénica, el conecte a su manera, una hora y 25 minutos en que su energía dio risotadas de los asistentes y el asombro de otros por lo atrevido y novedoso -cuando menos en la zona centro del país- para explicar a los arcanos mayores del Tarot y que apenas son 22 cartas exactas, precisas, contundentes.
Para acabarla fue el día del tarot: 22 de noviembre, el loco, la carta mas icónica de los arcanos -significa secreto, reserva, oculto- y coincidentemente con el festejo del día del músico en el mundo entero, a santa Cecilia, la patronita de los filarmónicos. No es casualidad.
Hasta aquí todo bien, algo novedoso, sobre todo porque el teatro zacatecano -como la de muchos estados nacionales del país- ha carecido de una frecuencia en su dinámica talentosa y de popularidad y profesionalismo, ya no la rivalidad entre actores o directores sutiles o coléricos, sino los falsos planteamientos en que un reducido grupo de espectadores le dan brillo a la mediocridad y a la altura de miras de una provincia acostumbrada a fatigarse y sentirse celebrados y dueños de las artes todas..
Tema es que la obra no cumplió del todo con las expectativas: una hora tarde para su inicio, pésima iluminación, el tratamiento de la obra en su conjunto es por demás el simplismo, nada educativo, apenas algunas pistas en que, de manera osada y anárquica, el autor, -actor dramaturgo, exégeta- devela su visión y no explica -cuando menos esforzarse un poco más- a que su escenario y obra pudiera tener mayores alcances y el público no quedarse con solo percepciones.
El autor y actor encarnado en Javier Gurrola quiso hacer escarnio y pitorreo y “espejo” y lo logró: caracterizó a 10 mujeres, a 3 niños, a un ranchero, a un profesor, a un hacendado, a un novio desesperado e infantil y su secreto fue develado: un llamado a no minimizar los simboles que rodean al ser humano, castellanizarlo, humanizar al tarot apropiándose de el como le dio su regalada gana.
Nosotros acudimos con respeto y admiración y así salimos del lugar, un centro cultural llamado “solaris” y donde existen foros y talleres y sepa cuantas cosas más que se asemejan.
Luego de la jornada teatral, le hice mínima entrevista y acertó en que nadie debe temer al tarot, que hay que apropiárselo y pero también-le insistí-abordarlo de manera profesional para seguir descubriendo -en este caso con la numerología argentina, que está íntimamente ligada- para esbozar al futuro y el conocimiento global, de esa palabra francesa que es “tarot” y que proviene del italiano “tarocchi” y que da por resultado el triunfo.
22 arcanos mayores, 56 arcanos menos, las famosas cartas gitanas españolas.
Fascinantes, arquetípicas, energías con múltiples interpretaciones, es el viaje del alma hacia su realización.
No perdérselo.










