
Por Miguel Ángel Aguilar
Signo de todos los tiempos, quizás no haya en el ancho mundo tan famoso conquistador de tierras extrañas y maravillosas, ni victima ni culpable sino hombre de su tiempo, la disyuntiva de ser y hacer y avanzar venciendo el miedo, teniendo fe suprema en el destino de un país como el que lo engendró y vino y fue testigo de las maravillas del mundo escondido, lo más impresionante jamás antes visto y hoy en día sigue siendo victima de abusos de calificativos pero también del intelecto de las mejores universidades y bibliotecas del mundo para estudiar y acomodar a tan ejemplar hombre del pueblo castellano.
Mas ahora, que por fin el gobierno y pueblo de España reconocen los abusos que sus generaciones anteriores cometieron contra millones de indígenas indefensos pero también multi asesinos, dueños ellos los nativos americanos de una cosmovisión sagrada en donde se mandaba a imprimir en todas las estrellas del cielo que había hombres y mujeres de mucha valentía y también presas de barbaries, tiranías, invasiones y alebrestes y venganzas, ciudades de ensueño y bien organizadas, naciones de indígenas alfareros y joyeros de gran escala, toxo moroxo.
Murales esplendidos de historias que siempre deben ser remarcadas en nuestro espíritu curioso y mas aun, para entender la ruta del pueblo mexicano metido en sus asuntos de acabar para siempre con la pobreza, el sabotaje, la tristeza de lo precario, el saqueo, el penacho impresionante, la personalidad de todo un pueblo que maravilló al mundo por su forma de organizar la vida.
Primero que entre los aztecas había toda clase de impactos sociales: clases muy pobres, las medias con oficios marcados, tejedores, carpinteros, joyeros, pintores, arquitectos, músicos -nada curioso que no solo era el estruendo de tambores y silbatos, sino de música arreglada, coros hermosos y hasta grupos de clarinetistas indígenas cuyos instrumentos se asemejaban a los que ya usaban en el viejo y sucio continente.
Piedra de obsidiana con filo: los españoles al mando de Cortés lo sabían;: iban rumbo a lo mas espectacular que se hubiera creído en las creencias consientes de una espiritualidad en otro nivel que quizá nunca entenderemos, pues el sacrificio humano, el canibalismo, la homosexualidad y prostitución azteca, los guerreros aztecas y su osadía de conquistar y tener bajo su reserva de tributos a casi 20 millones de naciones indígenas, escu3elas, hospitales, mercados mágicos, obras teatrales indígenas, coros musicales, deportistas, caravanas, bailes interminables, casorios felices, noches increíbles de luces y sahumerios de árboles encantados y plantas alucinógenas, eran metas para sus ojos, su coloniaje, su ansia del oro, el esplendor tan esperado entre orgasmos y alucines de grandezas futuras.
Aquí lo mágico era lo horda de patriotas españoles e italianos que acompañaron a Hernán en su entrada triunfal a la ciudad de México y las 8 mujeres que lo acompañaban, 560 españoles, 1300 totonacas y otros 300 tamemes cargando toda clase de enseres y armadas, eso si,. 16 caballos y un largo frenesí de armas que espantaban y asombraban a todos, menos a Cuitláhuac, el hermano menor del señor Moctezuma joyocoyotzin, y al que advertía “no dejar entrar a esos extraños que luego nos correrán de estas tierras”.
Cuitláhuac tenia escasos 20 años, el rey azteca 46, Hernán, el chaparro, -eso lo reiteramos – 1.69 de estatura- 32 años, pero bien vividos, lleno siempre de mujeres, aventuras y encarcelamientos constantes, audacias guerreras y políticas propias de su inspiración, peculio y destreza girante y delirante.
Siempre creí que a don Hernán lo cuidaba Santiago el apóstol, ahora se que el se apeaba a el apóstol San Pedro, era su guía, su sensor. También pues, Santiago el mayor.
Quienes acompañaban al español eran el puro alucine: algunos españoles llegaron vivir hasta 120 años, otros, 100, la mayoría murió joven, había músicos, cirujanos que se volvieron locos, esclavos negros que los aztecas y otros indigenas consideraban dioses, muchos desobedientes y temerosos soldados españoles que fueron escarmentados con latigazos, la horca o el cercenamiento, parias traicioneros y cobardes que la historia no los requería, quizás, si, como escarmiento para que avanzara la vanguardia, la que triunfó con ensañamiento, lujuria, antiguos dominios de infiernos y también de nuevas glorias, títulos de nobleza, riquezas abundantes, esclavos modernos, minas, frutas, mujeres bonitas mexicanas, llenas de carnes y lujurias, de flores y perfumes naturales.
Siempre compro libros.
Les digo: es preferible comprar libros que cawamas.
Luego ya cuando sueltan, les reitero: libros y cawamas, cervezas de todos los sabores para bajar la tensión, la jornada semanal, la selva de emociones y retos que nos imponen los horarios y en ese tyrajin, leer bien los libros que antes tuve y tuve que vender o perder por mi vida azarosa en los caminos de mi país o el piso continental, nada es banal, nada es efímero, todo le sirve a las estrellas.
Sucede que me emociona mucho haber re-adquirido MEXICO A TRAVES DE LOS SIGLOS del gran Vicente Riva Palacio en su edición suprema de 1882 y bajo la supervisión de del Alfredo Chavero,tomos sagrados de min juventud misionera por los caminos de la patria teatrera y llena de guitarras y entonces, tenerlos de nuevos en mis manos y hasta fiados -gracias a mi tocayo Miguel ángel Blanco Vite, gran anticuario potosino y de los mas sencillos y wameros- me asaltan ideas, ganas de compartí, hacer un puente, un compromiso, regresar a la historia.
De verdad es un agasajo, un deleite a las 5 de la mañana, a las 4 de la tarde. A todas horas.
Libros hermosos, bellos por su diseño, grandiosos y llenos de pesares por sus contenidos humanos hartos de generaciones que vinieron a enseñarnos a leer las estrellas, los árboles, los ríos y las grandiosas fronteras que ya no existen y están en nuestra conciencia y alegría, por ser testigos grandiosos de su gran osadía: aztecas y españoles, cholultecas y mayas y locos europeos y una esplendida tierra llena de innegables maravillas y cosas asombrosas que nos cimbraron para siempre.
pd. soy anticlimático y sin finales felices: adrede puse que Riva Palacio escribió y Chavero vigiló. Es exactamente al revés.
Comprueben por favor.










